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Palin: un encuentro espiritual, social y político

Solapas secundarias

Palin hoy: sentidos y significados de una práctica viva


El palin es una reunión del pueblo mapuche que ha modificado su significado tradicional a causa de la conquista y ocupación del territorio por parte del Estado chileno. Hoy la motivación principal para convocarlo es la reunión de parientes y amistades con fines recreativos.

Aun así, hay comunidades que conservan sus significaciones socio-políticas y mantienen su sentido ritual. Por ejemplo, en las provincias de Arauco, Bío-Bío, Cautín y Valdivia, la competencia se organiza para ocasiones especiales, como el año nuevo o wetripantu, e incluye un nguillatun y otras ceremonias sagradas, en las que también hay música, danzas y un banquete a cargo de la comunidad organizadora (Revista PAT, 2014:72).

Aquí se juega siempre con un número impar de jugadores por equipo, que oscilan entre 11 y 15 personas. La cancha varía de acuerdo a los terrenos que posean las comunidades, pero generalmente tiene una distribución rectangular de 200 metros de largo por 12 de ancho, y con ligeras zanjas como límites.

En la actualidad se organizan torneos en los que participan equipos de varias comunidades. Llamados winkapalin para denotar su influencia foránea, estas competencias difieren del juego tradicional pues incluyen eliminatorias, finales y un tiempo limitado de duración (Revista PAT, 2014:73)

Revitalización del palin en el siglo XXI

A pesar de las constantes prohibiciones coloniales, y de la pérdida de tierras producto de la ocupación de la Araucanía, el palin ha sobrevivido al paso del tiempo y se ha adaptado a las nuevas realidades que afectan a las comunidades mapuche rurales y urbanas.

A mediados de los 80, el fallecido lonko José Luis Huilcamán expresó la necesidad de revitalizar estas tradiciones ancestrales: "Tenemos que adaptarnos al medio en que como pueblo étnico estamos viviendo, más bien sobreviviendo, cuando todo se da en contra de nuestra raza" (En Quiroz, 1987:29).

Para quienes han debido emigrar a la ciudad, la tensión por mantener este tipo de prácticas se manifiesta a diario. Por ejemplo, un estudio etnográfico realizado en las cercanías Lago Budi en la Región de la Araucanía, estableció que las personas que abandonaron sus comunidades de origen dejaron de practicar el palin, pues éste era menospreciado en la urbe (Rojas, 2012:80).

Las reivindicaciones del movimiento político mapuche levantadas desde la década de los '90, incluyen tanto el territorio usurpado, como propuestas para resituar las diferentes manifestaciones culturales afectadas por décadas de desintegración comunitaria.

El historiador Juan Ñanculef plantea la importancia de considerar al palin como deporte nacional del Wall-Mapu, y propone rescatar su historia en tanto manifestación cultural que sobrevivió siglos de colonización y violencia estatal, y al hecho de estar fuertemente enraizado y conectado con el conocimiento filosófico del pueblo mapuche (1992:9).

La propia labor del Museo Mapuche de Cañete se inscribe en este intento por representar la cultura mapuche como vigente, por lo que el actual guión museográfico otorga un lugar central al palin, en tanto patrimonio inmaterial e intangible de este pueblo.

El ámbito educativo ha sido otro espacio de divulgación de su práctica. La iniciativa pedagógica del profesor Leotardo Matus fue continuada en la década de los '80 por Carlos López, quien ha intentado incluir el palin en el currículo escolar y planes de estudio de la carrera de Educación Física de la Universidad Católica de Valparaíso.

Por su parte, el libro Juguemos al Palin. Aukantuaín Palín Mew (2005) relata la experiencia de enseñar el juego en un colegio de La Pintana en Santiago, y concluye el importante papel que cumple en la revalorización y reconocimiento de la cultura mapuche en niñas y niños que viven en la ciudad.

Estas instancias de difusión urbanas han ampliado su grado de impacto, lo que se evidencia en el mayor número de mujeres como palife. Su rescate busca integrar las nuevas formas de vida de los mapuche y poner en circulación esta herencia ancestral entre las nuevas generaciones.

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